La falta de acceso al agua para el consumo y la producción es un problema estructural de Chaco. La región abarca el norte argentino —Chaco, Santiago del Estero, Formosa, norte de Santa Fe, Córdoba y San Luis, oeste de Salta, Tucumán, La Rioja y Catamarca, y el oeste de Corrientes—, pero también a Bolivia, Paraguay y Brasil. Sed Cero, una ONG que trabaja en esta región para mejorar el acceso al agua potable, estima que el 40% de la población no tiene agua apta para el consumo, o su acceso está restringido.
Las comunidades que no tienen agua la recogen del río, cosechan lluvia o se desplazan hacia canillas comunitarias en poblaciones cercanas. A veces tienen que recorrer varios kilómetros cargando tachos o bidones para rellenar. Esta situación afecta especialmente a las mujeres, que son las principales recolectoras.
En cuanto a los niños, las principales consecuencias que trae este problema se le nota en los dientes, ya que se ponen amarillentos y se pican. También afectan a los huesos y a los animales, lo que conlleva la muerte.
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